ENTREVISTA MUSA DE LAS FLORES

ENTREVISTA MUSA DE LAS FLORES

Gabriela Salazar: “Las flores transforman la forma en que nos sentimos”

El primer consejo de “la Musa de las Flores” para crear un arreglo es observar desde que la flor abre hasta que muere, cómo varían su forma y sus colores. El segundo, es crear sin miedo; explorar distintas composiciones. Por último, vivir rodeado de ellas; no importa si tienes un pequeño balcón, cultiva tus propias flores: la conexión que nace de ello cambiará tu manera de apreciarlas. A continuación, los invitamos a conocer un poco más sobre la vida y lo que desarrolla la mexicana Gabriela Salazar, la Musa de las Flores.

Mini cuestionario floral

¿Cuál es tu flor favorita? 

Todas… jajaja.  Las dalias.

Flores chilenas 

Los Ranúnculos. Ahora encontré unos muy bellos acá en Chile que tienen mucha personalidad y carácter, y que se ve que son producción local.

Si no hubiese sido florista, ¿a qué te hubieras dedicado? 

 Chef. No sé cocinar, pero me encanta la cercanía con la comida, los olores, los sabores, las texturas y es parecido, de alguna manera.

Libro relacionado con las flores que recomendaría…

“The well gardened mind” deThomas Stuart. Ella es la esposa de un jardinero inglés, y me parece fenomenal, porque habla del poder curador de las plantas y las flores y cómo puede transformar la vida de una persona.

¿Cómo te ves en unos años más

Espero poder ser una paisajista, eso es lo que quiero ser de verdad.

Descubriendo a la Musa

Durante su maestría en Diseño de Interiores, en Londres, Gabriela Salazar (48) se interesó en cómo el ser humano se relaciona emocionalmente con los espacios en los que habita, y notó el poder infinito que tienen las flores para cambiar la percepción de un lugar. Así́ nació́ su amor por ellas. Actualmente vive en Valle de Bravo (es una ciudad sobre el Lago Avándaro, al oeste de Ciudad de México), donde tiene la posibilidad de sembrar su propio jardín y abrir el reconocido estudio floral “La musa de las Flores”.

¿Tienes una cercanía en particular con Chile?

Mi hermano se casó con una chilena. Hace 20 años vine a Chile a su boda y conocí Santiago, pero no había vuelto. Ellos ya no viven aquí, pero vivieron mucho tiempo aquí. Mi cuñada es chilena y la adoro, entonces de alguna manera siempre he tenido cariño por este país, porque es parte de mi familia también.

¿Cómo describirías tu estilo floral?

El estilo que yo trabajo y el estilo que me gusta enseñar está muy conectado con la naturaleza, muy conectado con cómo crecen las flores, cómo crecen las flores allá afuera, entonces traer eso y ponerlo en un arreglo. Es toda una inspiración cuando sales al campo y ves una pradera, las flores crecen en diferentes alturas, niveles y tienen una soltura muy particular, nada compite, la naturaleza siempre se acompaña, siempre se ayudan unas con otras, siempre hay una armonía, una suavidad que a mí me gusta mucho replicar en los arreglos. Cuando me preguntan cómo es tu estilo, digo naturalista, pero siempre tiene una intención de respetar, que cada una de las flores en el arreglo tenga su espacio para respirar, tenga esa posibilidad de expresarse incluso para una flor en un arreglo que está montado.

La importancia y el amor por enseñar

El aprecio por las flores es algo que Gabriela aprendió a una edad temprana, por su madre y su abuela. Ahora le apasiona enseñar a otros cómo cultivar y diseñar con flores, razón por la cual fundó Heartfelt Floristry, una escuela de diseño floral donde estudiantes de todo el mundo se unen para aprender su estilo de diseño floral intencional y sostenible. 

¿Cómo te sientes en el rol de enseñar?

Compartir lo que estamos tratando de hacer con este diseño floral es generar conciencia, y cómo generamos conciencia si te lo quedas tú solo, no puedes generar conciencia. ¿Qué es la conciencia que queremos generar? Una conciencia de un diseño floral que está muy conectado y es respetuoso con la naturaleza. Entonces, el estilo que yo hago no utiliza espuma floral, tratamos de utilizar técnicas sustentables, técnicas que no son invasivas y que no dañen a la naturaleza. Yo cultivo mis flores de manera orgánica, de manera sustentable, tratamos finalmente de hacer que este estilo, hacer que en general analice la belleza de la naturaleza. Nada de eso se puede compartir, se puede generar conciencia si te lo quedas tú. Mi máxima satisfacción es volcar mi corazón en estas clases abiertas, compartir mis experiencias, porque es difícil hacer del diseño floral una profesión, una economía, es difícil hacer del diseño floral una forma de vida.

Entonces, ¿qué significa enseñar para ti?

Enseñar es una vocación, en realidad, no es una cosa que aprendes, yo creo que naces con una vocación de enseñanza o no. Pero lo que sí me queda muy claro es la diferencia quizás entre un maestro y otro, cuánta apertura y qué tan abierto está para hacerse vulnerable con sus alumnos, y eso significa que al hacerte vulnerable reconoces cuándo lo has hecho bien y cuándo lo has hecho mal. Entonces, la diferencia entre un buen y un mal maestro, es que el maestro que se pare frente a sus alumnos como alguien que está en proceso de aprendizaje también. Yo no sé todo, yo no tengo todas las experiencias y tengo una vida entera por aprender, y solamente estoy compartiendo mi experiencia. Cuando me presento con mis alumnas floristas les expreso los momentos en los que he fallado, los momentos que me he sentido profundamente vulnerable en un evento, los momentos en que he sentido que se me acabó la creatividad, en los momentos en los que me levanto y no se sí tengo algo más que decir y son momentos como muy humanos que si llegas y los compartes no solamente se acercan ellos a ti, sino entienden que esto es normal, entonces los motivas a que ellos cuando se puedan sentir vulnerables, inseguros, cuando están empezando esta carrera de diseño floral y tienen muchas dudas, se desvanezcan un poco y tengan un poco de seguridad.

¿Cómo es viajar por el mundo enseñando?

Los viajes para enseñar, son muy emocionantes siempre que vienes a un país que está más fresco o menos empapado de este estilo. En otros países están más asumidos. Y me gusta mucho llegar a un país donde la gente está sedienta de saber cómo se hace y se logra este estilo, y tienen ganas de aprender. De alguna manera, acá en Chile encontré flores que me permitieron lograr este estilo que yo hago, por ejemplo, en España me costó más trabajo, me parece que ellos tienen menos flores.

Cultivar tus propias flores

Gabriela se define a sí misma a través de su jardín. Creó un jardín y, a su vez, el jardín la ayudó a encontrar su camino y su lugar en el mundo. Gabriela siente que las flores no solo son hermosas para arreglar, sino que trabajar con ellas también te enseña a ser paciente, amable, resistente y elegante, ofreciendo inconmensurables lecciones de vida.

¿Crees que el modelo que trabajas, de cultivar tus propias flores para tus arreglos, es un modelo de negocio con proyección en la industria de las flores?

Sí, y creo que va a cambiar mucho con el tiempo, porque si tú lo piensas, en la comida, por ejemplo, cuando la gente hablaba del farm to table o de la cosecha a la mesa, la gente al principio les pareció un poco extraño, porque también estaba de alguna manera separado eso de ser un cocinero o un chef de cultivar y cosechar tus propios productos. Pero hoy en día es una cosa muy natural. De hecho, valoramos un lugar, valoramos cuando vamos a un restaurant y eso es el farm to table, es decir los productos que te estás comiendo son locales, son estacionales, vienen de alguien que ya hizo una investigación para ver de dónde salieron esos productos que vamos a comer y es un valor que tenemos ya muy arraigado y al que estamos dispuestos a pagar más. Por ejemplo, si vas a un supermercado y te dice este tomate cuesta 20 y este otro orgánico cuesta 23.50, ya estamos muy acostumbrados a que ese valor es real y lo vemos. En diseño floral tiene que pasar un poco lo mismo.

Cuéntame sobre la importancia de estar en contacto con las flores…

De entrada, no puede haber floristas que no saben cómo se llaman las flores, de dónde vienen las flores, cómo se cultivan las flores… el trabajo que hay detrás de cultivar una flor, porque eso genera mucha más conciencia de dónde viene tu producto, cómo nace, cómo se desarrolla, si cuesta trabajo, si no cuesta trabajo, cuáles son los cuidados. Todo eso es lo que hace a un florista. Un diseñador debe tener una cercanía con el producto muy real, que te hace ser un mejor diseñador, eso, por un lado, y creo que, por otro lado, esa cercanía con las flores también te permite trabajar más seguido ellas. Yo muchas veces no tengo trabajo, no tengo evento, no tengo cosas, pero puedo salir a mi jardín y diseñar algo, puedo salir a mi jardín y explorar una paleta de colores diferente, salir a mi jardín y juntar dos flores que a lo mejor nunca lo había hecho. Entonces siempre tienes a la mano cosas con las que practicar, cosas en las que trabajar y es una cercanía que te hace mucho más íntimo con las flores, y esa intimidad se traduce en un diseño floral.

¿Cómo llegas al mundo de las flores?

Yo estudiaba diseño de interiores y siempre me llamó mucho la atención cómo un espacio se transforma completamente cuando pones una planta. Entonces, si tú te fijas un espacio, puede estar completamente estéril, se puede sentir muerto, metes una planta y cambia radicalmente el sentido de ese lugar, incluso cambia cuando uno se siente en el lugar. Esa manera de estar en el lugar se transforma, y cuando estaba estudiando diseño de interiores entendí que las flores tienen ese poder, incluso todavía de una manera más poderosa, las flores transforman la forma que nos sentimos, las flores transforman un espacio, las flores pueden arreglar hasta el espacio sencillo del mundo de una manera muy maravillosa. Con las flores puede cambiar la percepción de tu casa, la forma en que tu familia se siente en tu casa es algo que sencillamente es así.

¿Qué pasa con los prejuicios sobre el ser florista?

Cultivar flores en México, y creo que, en todos los países de Latinoamérica, es un trabajo marginal, es un trabajo que no tiene la misma apreciación que otras profesiones, la gente no lo ve. Pero si tú te vas a Europa, por ejemplo, ser el head gardener de algún jardín, vaya, básicamente es como un título nobiliario, un rock star, hay otra valoración. Esa diferencia es un asunto cultural, nosotros en México vivimos rodeados de flores, vivimos completamente cercanos a las flores, en México tienen flores en todas las esquinas, pero eso no significa que se valore como un arte, porque es parte de la vida cotidiana. Entonces, hacerlo o tomarlo como una profesión, aunque cueste trabajo. Mis papás me apoyaron siempre, mi familia y mis hijos también.

¿Cuál es tu sueño y desafío para la industria de las flores? 

Mi sueño floral es algo como lo asiático, es algo que no tenga que ver con una profesión, sino con una forma de vida. Con algo que apreciamos, como apreciamos la música, como apreciamos la comida, como apreciamos saber hacer una actividad manual, porque si hay más personas, más cercanas a las flores, seguramente vamos a tener un mundo mejor.

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