Carla Flores: La experiencia de ser florista en región

Carla Flores: La experiencia de ser florista en región

Carla comenzó su negocio floral hace dos años atrás, justo antes de que empezara la pandemia. En un inicio estaba enfocada al montaje floral en eventos. Previamente ella se había preparado estudiando las tendencias florales. Hoy, su negocio se especializa en hacer ramos y trabaja en la región de Coquimbo.

“Trabajé casi toda mi vida en marketing y en coordinación de eventos, trabajé en casinos, pero no en el área específica de decoración. Entonces cuando empecé con DeFlores mi enfoque era decorar eventos con flores. Hice un curso de ambientación de eventos con flores en Santiago, y en febrero del 2020 tuve mi primer evento en Antofagasta y salió todo maravilloso, pero llegó marzo y nos encerraron (pandemia)”.

Pero la pandemia no detuvo a Carla, ya que estaba decidida a que su camino era ser parte de la industria floral. Por eso, aprovechó el encierro haciendo cursos de ramos. “Fue una buena decisión y como las personas no podían salir y necesitaban llegar a sus familias, las flores acompañaron mucho”.

La pasión por las flores

“Antes no existían las flores, nunca lo vi como algo que podría ser. Cuando quedé sin trabajo, que fue dos o tres meses antes de la pandemia, ahí recién dije, yo podría hacer esto, y cómo ahí empecé a investigar, ver quién vendía flores, cómo son los ramos, y ahí me empecé a dar cuenta que no existían solo las rosas, los lilium o los claveles, sino que existía una variedad infinita, que aún yo creo que me voy a morir y no voy a terminar de conocer la cantidad de flores que existen. Siempre aprendo algo, como no siempre llegan las mismas flores todas las semanas, nuestros proveedores en Santiago, la mayoría, se esfuerzan por traer flores distintas, entonces a veces me sorprendo que traigan flores que alguna vez vi a un florista en otro país. O eso que la gente diga me gusta tener flores raras o distintas en mi casa, eso también me encanta. En el fondo es traspasar lo que me pasa a mí con las flores y que me impresiona que algo natural sea tan lindo, y eso es un motorcito”, relata Carla.

Empezó en Ovalle, pero a mitad de la pandemia se vino a vivir a La Serena, en la cuarta región. “Yo iba al cementerio, porque llegaba un camión con flores donde compra solo la gente que vende flores ahí, personas que venden flores sueltas en la feria y le compra a otro camión que llega acá, y no se complican con comprar flores muy raras, compran rosas o claveles. Acá todos tienen sus distintos proveedores, los camiones traen alstroemeria, rosas y lilium, lo tradicional, lo de siempre, en blanco, rojo o amarillo, y yo no trabajo esos colores”.

De esta forma, Carla le dio vida a DeFlores, su florería en línea. Trabaja por pedido, y tienen las reglas claras de lo que puede o no hacer su negocio, por las limitantes de los productos en región.

Carla hace entregas en La Serena y Coquimbo. Enfatiza que, lamentablemente, no puede llegar a todas partes en la cuarta región, por ejemplo, “si me piden para Ovalle, que está a 80 kilómetros de acá, no puedo hacer envíos, porque no hay ningún transporte que se responsabilice en llevar mis ramos, entonces entrego solamente en Coquimbo y La Serena, con despacho y con retiro”.

“En Santiago es una maravilla para los floristas porque pueden ir todas las semanas al terminal de flores, recorrer cinco o seis galpones que hay. He ido, pero para mí es un tremendo gasto, entonces mis pedidos son a través del teléfono, todas las semanas. Es súper distinto ser una florista en Santiago, y creo que estoy hablando por todas mis colegas de todas las regiones, que son muchísimas, y creo que ninguna se compromete con flores específicas, porque aparte el mercado floral, en general, está complejo, después de la pandemia hizo que todo fuera más difícil, porque muchos productores dejaron de producir flores”.

Carla enfatiza, en lo que refiere a cómo organizar su trabajo que, “en general, con las novias, no trabajo con ninguna flor en específico. Si alguien me dice que quiere rosas amarillas, yo no me comprometo con algo así de genérico, trabajo con las flores de la semana, ya que en regiones es súper distinto”. Agrega que, “en mi caso, a una novia lo primero que hago es preguntarle la fecha, para saber si tengo la disponibilidad. Luego, es importante saber qué quiere, igual trabajo con ella en base a su matrimonio, por ejemplo, si va hacer al aire libre, si va hacer en un salón, en la playa, va ser al medio día o va ser en la noche. Toda la información aporta, porque en este caso, el ramo de novia es un accesorio más, así como los zapatos, el maquillaje, las joyas, etc.”.

Luego de conocer el pedido, Carla hace la cotización en base al estilo, tamaño y tonalidades, pero no de flores específicas. “Si me dice que quiere Calas, yo no trabajo así, y ahí les digo de inmediato que no les puedo ayudar, porque sería una mentira decirle que lo voy a lograr”.La dueña de DeFlores comenta que tiene clientes fieles y que “me gusta trabajar con flores bien distintas, entonces en cada temporada hay una flor que resalta, y la traigo harto, se me queman las pestañas consiguiéndomelas con los productores y paso miedo, paso hartas cosas para poder traerlas, hasta que llegan”.

Generalmente, afirma que vende de miércoles a sábado como máximo “porque esas son las flores frescas. Si la flor pasó la semana, la seco o la descarto, porque no puedes vender al cliente una flor que le va a durar tres días. Hay personas que me piden flores todas las semanas, porque ver un florero con algo natural les provoca satisfacción, y eso a mí me pasa también. Yo soy muy involucrada en lo que hago, yo he visto flores feas en decoración, pienso, pucha las colegas que se pasan un poco, quizás por abarcar mucho. Entonces, eso me pasa, que siento que soy muy de detalles, si me agrando mucho, se pierde eso, porque tendría que empezar a trabajar con más personas”, agrega Carla.

Las dificultades de trabajar en región

El estrés más grande de mi trabajo es conseguir la materia prima. El día martes es el día de pedido, es el día donde llega la mayor cantidad de flores al terminal, entonces todos los puestos tienen flores. El problema para los floristas que estamos en regiones es que los locatarios de los puestos del terminal nos envíen y compartan la información de lo que les llegó. Acá yo no sé qué va a haber semana a semana, entonces primero es saber qué llegó. Y lo segundo son los precios, todas las semanas varían, una semana está a 10, otra a 15, y luego a 8. Igual es complejo, pero a mí me gusta y yo ya me subí al carro de las flores, y me encanta. Por lo mismo no me he querido agrandar, no tengo tienda física, lo he pensado harto, pero eso implica que debo tener flores los siete días de la semana, y yo no estoy trabajando así. Yo pido flores los martes, me llegan los días miércoles, entonces tengo flores, desde el miércoles, jueves, viernes y sábado, cuatro días, y esos días trabajo muchísimo, entre que limpio flores, armo ramos, entrego y el domingo es de orden, lunes orden y martes pedidos y comienza la locura otra vez”.

Asimismo, indica que en la cuarta región se dan muchas flores, pero en su caso, no compra mucha flor local. “Yo trabajo con ciertas flores, no con todas, por ejemplo, acá se producen muchas gerberas, pero no es una variedad de gerbera que yo ocupe. Yo ocupo dos variedades de gerberas que solamente las consigo en Santiago. También se producen rosas y claveles, que uno los ve todo el año, y otras que se ven por temporada como los ranúnculos y las anémonas, que son flores súper específicas y que se ven en otoño-invierno. Lo que se ve y se produce mucho acá son las hortensias. En La Serena y en Ovalle hay dos productores grandes de hortensias, entonces aprovecho de comprar, pero no son las únicas flores que trabajo. La mayoría de las flores que utilizo las tengo que conseguir en Santiago”.

“Creo que todos tenemos el mismo talón de Aquiles. Por ejemplo, hace tres semanas atrás hubo paro de camioneros, eso afectó de inmediato el abastecimiento en regiones. Los que pudieron abastecerse eran los floristas que estaban en Santiago y que pudieron ir a terminal de flores, pero nosotros, que estábamos en regiones, no podíamos pedir porque no había ningún camión que llegara, incluso pensé en pedir en avión, pero sale carísimo, y una colega que es de Iquique, que trabaja solamente a través de avión, me comentó que también había caos porque la aerolínea aún no tenía su servicio normalizado. He tenido millones de veces las ganas de poner un local, y hacer una florería preciosa, pero este tipo de cosas me para. Entonces, así como lo llevo ahora, lo hago a mi ritmo y vendo todas las semanas. En esa semana del paro justo no tenía ningún ramo de novia ni nada que me comprometiera más allá, y fue fácil para mi decir no pido flores porque no hay flores”.  

“Desde región dependemos de muchos factores. Primero, tener un proveedor en que se pueda confiar. Me escriben hartas chicas que me piden que les comparta estos datos, pero mi recomendación es que vayan al terminal, para que conozcan a sus proveedores. Cada vez que puedo voy a Santiago, es importante establecer una relación para facilitar el trabajo, porque si no, te llegan cosas feas, pasadas o no te pescan. Por ejemplo, yo me contacto los martes con el Terminal de Flores para que me manden fotos de lo que llegó, y a veces son las doce del día no me han respondido, y luego me avisan que han estado colapsados con pedidos.

El estilo de Deflores

En cuanto al estilo de su trabajo, Carla explica que “los ramos que hago son orgánicos, pero no hago cosas muy sencillas, hago cosas elaboradas, porque de eso se trata mi trabajo. He hecho cursos, hay un poquito de técnica, hay harto conocimiento de por medio y hay plata invertida también en eso, ese es mi trabajo. Además, mis ramos son en tonalidades pasteles, no es para nada esa floristería tradicional. Somos muchos colegas que trabajamos en esto, pero con distintos estilos, como en todo. Entonces nos especializamos, por ejemplo, lo mío son los ramos para celebrar cumpleaños, para adornar la casa, ramos para la pareja, los hijos. El ramo es mi fuerte”.

Importante compartir sobre que un estilo orgánico se define como aquel donde nada está estructurado, semejante a un jardín. La idea final es ver “un jardín” en un ramo.

Carla es tan apasionada po las flores, que este año comenzó un nuevo desafío: plantar sus propias flores en su casa. “Produzco algunas flores, porque me encanta. Experimenté cultivando flores que me cuesta conseguir en Santiago, lo que planté me creció maravilloso y lo incorporé a mis ramos. Me sentía muy bien, porque era algo distinto y, por ejemplo, una novia iba a llevar algo único en su ramo y cultivado por mí. En el invierno se me ocurrió cultivar tulipanes y narcisos, y me resultaron preciosos. Todos los ramos que hice les puse narcisos y era algo que nadie más tenía, por lo menos acá en la región”.

Desafíos 2023

“Sigo en las flores, aunque no tengo claro mi enfoque. Me gustaría empezar a decorar matrimonios, porque hasta ahora mi foco han sido ramos para la casa, regalos, cumpleaños, siempre ramos. Pero quiero empezar a decorar. Todavía no lo tengo muy definido todo depende de lo que pasé en el país y en el mundo, porque uno a veces se proyecta y luego cambia todo. Hay muchos factores que afectan, pero por el momento sigo con mis ramos, y mi proyección ojalá sea decorar matrimonios, pero pienso en algo boutique, que no sea grande, en casa, eventos más íntimos, ya que lo que no quiero perder nunca es la esencia de Deflores. También me gustaría empezar impartir cursos el próximo año, pero no a nivel profesional, porque hartas personas me han pedido que les enseñe hacer ramos para la casa”.  

Al consultarle sobre los aspectos que la hacen feliz de ser florista señala que “la primera es que no tengo jefe, soy mi jefa. Lo otro no sé si les pasará a todas las artesanas, que me siento como una artesana de las flores, que cuando se trabaja con las habilidades y descubren su habilidad de verdad que te genera una importante satisfacción. Yo trabajo mientras tenga flores, no importa que sea domingo o feriado y no me molesta. Trabajar con flores, yo no le he investigado científicamente, que es lo que provoca, pero a mí me relaja y me gusta mucho”.

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